viernes, 9 de mayo de 2014

Visitando la mesa, sillones y juego del match entre Alekhine ante Capablanca

Periodista: Martín Butera
Camara: Mark Van Marx

87 años de una de las más recordadas definiciones en la historia de los campeonatos mundiales de ajedrez.

El 29 de noviembre de 1927, después de 75 días de lucha y 34 batallas frente al tablero, el Dr. Alekhine, mientras aguardaba en la antigua morada del Club Argentino de Ajedrez -en la calle Carlos Pellegrini 449- la reanudación de la 34». partida tras casi tres jornadas de juego y 81 movimientos efectuados, recibió de manos del árbitro adjunto, Carlos Querencio, una carta de puño y letra con la inconfundible caligrafía de su rival, hasta ese momento ausente.

"Estimado Dr. Alekhine: Abandono la partida. Es usted, pues, el campeón del mundo y lo felicito por su éxito". Mis cumplidos a madame Alekhine. Cordialmente suyo, J.R. Capablanca."

La histórica esquela, que aún hoy se conserva junto con la mesa, las piezas, los sillones y el reloj de aquel duelo, fue la señal de abdicación y reconocimiento al nuevo monarca; puso fin al mito de invencible que durante largos años acompañó a la figura de Capablanca, y consagró a Alexander Alekhine, en el cuarto campeón del mundo en los anales de este juego. Alekhine se impuso por 6 a 3 y 25 empates.

La ceremonia de cierre del match dejó, acaso, el recuerdo del último saludo fraternal entre ambos adversarios; el duelo más atrayente hasta entonces disputado jamás tuvo su revancha.

Ni las nuevas conquistas de Capablanca, ni las tentadoras bolsas de premios ofrecidas consiguieron conmover al incólume Alekhine, que instaló la posibilidad de la revancha junto al corazón del olvido.

Se volvió un campeón emérito; se aferró al título hasta el día de su muerte en 1946.